martes, 6 de noviembre de 2012

Giros argumentales

Marcos fue rechazado por Anabel, que murió dos semanas más tarde en la carretera. La pregunta es, ¿y si el chico tuvo algo que ver en el trágico suceso?

Piénsenlo un momento. Dolido por no haber conseguido lo que quería, decidió que si no era suya, Anabel no sería de nadie. La mató haciendo que pareciera un accidente de tráfico. Se convirtió en un psicópata. Uno que meses más tarde miró a Álex a los ojos y le dijo cuánto lo sentía.

Pero quizás ahí no quede todo. Un buen día puede que Álex descubra algo que le haga sospechar. Comenzaría a investigar, con ayuda de Kim. Haría lo imposible por desenmascarar a Marcos y hacerle pagar por su crimen.

Así de fácil una historia de amor y pérdida se transforma en un thriller. Así de sencillo conseguimos que nuestra imaginación comience a dispararse.

Pero no, por interesante que pueda parecernos esta posibilidad, lo cierto es que Marcos no tuvo nada que ver con la muerte de Anabel. No es un asesino, sólo un pobre muchacho que tuvo la mala suerte de enamorarse de la mujer equivocada. Eso es todo. Esa es la verdad.

A todos nos gustan los giros argumentales, la mezcla de géneros. Las películas que se convierten en algo completamente diferente, que nos llevan a lugares que nunca hubiéramos imaginado.

Las teorías de la conspiración siempre resultan fascinantes. La posibilidad de que la realidad sea más complicada de lo que aparenta. Que todo esté conectado, que nada suceda al azar. Historias de grandes complots y planes maléficos. Nos gusta rizar el rizo, jugar con lo inverosímil.

Por desgracia la vida, por lo general, suele ser mucho más sencilla y decepcionante. Una mujer maravillosa murió por un capricho del destino. Tan sencillo, tan descarnadamente cruel como eso.


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