miércoles, 25 de enero de 2012

9. Sueños ajenos

Javi odia las comedias románticas.

Hubo un tiempo en que le encantaban. Pero eso fue hace años, antes de dedicarse a escribirlas. El problema es que es muy bueno en lo que hace. Recibe muchos elogios por el trabajo que aborrece, pero ninguno por el que realmente le apasiona. No se le escapa la dolorosa ironía.

Su entrada en el mundo del cine tuvo lugar seis años atrás, cuando no tenía ni idea de cómo funcionan las cosas. Ahora conoce los mecanismos a la perfección, pero el conocimiento le hace sentir infeliz y miserable. Añora los tiempos de la bendita ignorancia.

Escribió un guión, "Milagros tristes". Nunca esperó que nadie siquiera lo leyera. Pero Alex le convenció para que se lo dejara, y le señaló lo bueno que era. Después fue Toni. Luego el resto. Y cuando descubrió que por algún extraño motivo había gente interesada en su historia, comenzó a soñar. A partir de ahí, todo fue cuesta abajo.

Logró que una productora se interesara por el guión. Le felicitaron. Dijeron que era perfecto. Y acto seguido, aparcaron el proyecto. "Necesita una reescritura", dijeron. No suya, por supuesto.

Pero lo curioso del caso es que, a raíz de aquello, le ofrecieron trabajo arreglando un libreto. Una comedia romántica. Así que comenzó a rehacer el trabajo de otros mientras esperaba que alguien rehiciera el suyo. Nada tenía sentido. Y sigue sin tenerlo.

Se siente apático, así que aparca el trabajo y se dedica a revisar el facebook de Sara. Alguien le ha escrito, un chico que él no conoce. Le entra una punzada de celos absurdos. Decide que tiene que salir de la habitación del hotel. Mira el reloj y piensa que, si se da prisa, aún puede llegar a la última sesión de cine. Sólo confía en que no estén proyectando una puñetera comedia romántica.

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