viernes, 27 de enero de 2012

11. Esas pequeñas sorpresas que a veces te reserva la vida

Llegó al cine a tiempo. Se acercó a la taquilla, sonrió a la joven que le miraba como a un bicho raro desde el otro lado del cristal y pidió educadamente una entrada. La chica frunció el ceño e hizo una mueca de contrariedad que logró descolocarle.

- No hay nadie más - contestó, en tono de disculpa

Javi permaneció de pie, en silencio, sin terminar de entender el significado de la frase en aquel contexto. Durante unos segundos los dos se mantuvieron inmóviles, hasta que la chica cayó en la cuenta de que  él posiblemente era de fuera del pueblo. Qué tonta, se dijo.

- Sólo proyectamos la peli si hay tres o más personas - se encogió de hombros de nuevo, al ver la cara de Javi - Lo siento mucho. ¿Qué quieres hacer?
- Bueno, dame la entrada. A lo mejor hay suerte y llega alguien más
- A lo mejor

Pero era evidente que la chica no lo creía. Aún así, Javi se dirigió a la sala y se sentó en una butaca de las primeras filas. Contó los minutos, al principio con esperanza. Pero cuando finalmente escuchó unos pasos que se acercaban, supo que no se trataba de otro espectador, sino de la taquillera, que venía a darle las malas noticias

- Lo siento mucho - le dijo
- No te preocupes. No es culpa tuya

Javi se levantó, ligeramente frustrado. Cuando ya se estaba yendo, escuchó una voz a su espalda, titubeante pero decidida al mismo tiempo, que le preguntaba:

- ¿Te gustaría ver "Amelie" conmigo?

1 comentario: