domingo, 22 de enero de 2012

6. Hace tres meses

Hace tres meses, Elsa tenía problemas con Pablo. Incapaz de verbalizarlos, de entenderlos del todo, de discernir culpables, lo único que sabía es que no era feliz. Ya no.

Hace tres meses, Elsa conoció a Nacho. Era guapo y divertido. Y, lo mejor de todo,  un deseo entendible y alcanzable. Se acostaron. El mundo no dejó de girar. Elsa no se sintió súbitamente revitalizada. Sin llegar a arrepentirse de lo sucedido, regresó a su rutina diaria.

Hace tres meses, Elsa se lo contó a Toni. Y lo hizo porque secretablemente esperaba que, al compartir su historia, todo adquiriría un nuevo sentido y las dudas se disiparían. Pero, desilusionada, descubrió que sus deseos no se cumplieron. Se seguía sintiendo exactamente igual.

Hace tres meses, tras escucharla, Toni convirtió la historia de Elsa en un relato. Lo acabó en una noche, lo corrigió (es lo bueno de las historias, que puedes retocarlas) y se lo dio a su editor .

Toni no lo hizo porque Pablo le cayera mal. No le gustaba, eso era cierto. Pero si hubiera querido que se enterara, se lo habría dicho a la cara. Para algunas cosas Toni jamás se esconde.

Tampoco escribió el relato para castigar a Elsa. Uno no hace deliberadamente daño a la gente a la que quiere. Aunque a veces, intentando evitarlo, se causa mucho más dolor.

Toni escribió aquella historia para exorcitar sus propios demonios y buscar respuestas. Porque siempre había comprendido que, después de tanto tiempo, Elsa se resistiera a dejar a Pablo. Pero si necesitó algo más, si quiso sentirse especial, ¿por qué se echó en brazos de un extraño y no acudió a él? ¿Por qué no podía ver que él podía darle la felicidad que ella tanto anhelaba?

Escribió el relato, pero no halló la respuesta. Al menos tuvo el triste consuelo de crear una hermosa pieza literaria.

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