miércoles, 24 de octubre de 2012

Rupturas

Esta historia tiene lugar entre los capítulos 100 y 126, poco después de "Rutina"

Lorena entra con paso firme en el taller en el que trabaja Chema. Está colérica, fuera de sí. Y no hace el más mínimo esfuerzo por recuperar el control.

- Les has dicho a todos que lo dejamos porque yo te puse los cuernos - grita con rabia
- Bueno - contesta Chema, vengativo - Hasta dónde yo sé podría ser cierto
- Ya te dije que no había nadie más
- ¿Y entonces por qué terminaste conmigo? Me dices que no es por nada que haya hecho y que no hay otro tío. ¿Es porque no íbamos en serio? Porque creí que los dos estábamos de acuerdo en...
- ¡Dios, no es eso! Nunca he querido que seas mi novio

La frase suena más ofensiva de lo que Lorena pretendía, pero al ver cómo afecta a Chema se alegra de haberla dicho. Ahora mismo hacer daño es más importante para ella que resolver las cosas.

Siempre creyó que, cuando lo dejaran, podrían seguir siendo amigos. Que la suya sería una ruptura amistosa. Pero hoy se pregunta si eso existe. Si realmente podemos seguir adelante como si nada con personas a las que hemos querido y hemos odiado. Que nos han hecho felices y desdichadas.

Son heridas que se curan pero que dejan pequeñas cicatrices pegadas en las paredes de nuestro corazón que nos recuerdan que esa persona fue capaz de lo mejor y de lo peor. Intentar ignorarlo es tratar de poner una venda delante de nuestros ojos. Pero incluso entonces, por mucho que lo deseemos, siempre se filtra algo de luz entre las rendijas que nos recuerda toda la historia.

Por un momento Lorena piensa en tratar de explicarse. Pero se da cuenta de que no merece la pena, que no va a cambiar nada. Y tampoco está segura de que Chema fuera capaz de entenderla. Decepcionada, se da media vuelta y se va, cerrando una puerta que jamás volverá a abrir.




No hay comentarios:

Publicar un comentario