martes, 9 de octubre de 2012

267. Sin sentimientos

El desamor también tiene sus etapas de duelo. Tristeza, ira, frustración y dolor. Las vamos alternando, como en una montaña rusa emocional en la que no estamos seguros de qué debemos sentir. Hasta que llega un momento en el que ya no sentimos nada.

Así lo comprueba Javi cuando habla con Eli y, tras varias negaciones poco convincentes, ella acaba admitiéndolo todo. Creía que iba a odiarla. Pero descubre que está más molesto consigo mismo por haber permitido que ocurriera. Por haber sido tan idiota de comer la manzana, pincharse con la rueca, caer en la trampa. 

- ¿Estás enfadado conmigo? - pregunta Eli con voz infantil. Y lo peor es que no es un truco para dar lástima, realmente se siente incapaz de adivinar la respuesta
- No - admite Javi - Y ese es el problema, que ni siquiera consigo que esto me importe todo lo que debería importarme. No significas lo suficiente para mí. Durante un tiempo, como es lógico, hablaré de ti y de todo lo ocurrido. Serás una anécdota recurrente. Hasta que dejes de serlo y sencillamente desaparezcas de mi vida para siempre

Eli se echa a llorar al escuchar las duras palabras de Javi. 

- Tú nunca me has amado - le reprocha 
- Tienes razón. Nunca lo he hecho

Es una respuesta innecesariamente cruel, se da cuenta de ello. Pero no retira lo dicho ni pide perdón. No le ve la lógica a intentar ser amable con ella. Ni tampoco desagradable. Aunque resulte difícil de creer, no ha dicho nada con intención de hacerle daño conscientemente. Eso significaría que le importa lo que Eli piense. Y no es así. Javi sólo quiere irse a casa, eso es todo.




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