martes, 15 de enero de 2013

El final del viaje

Es el último cuadro. La única pintura de Rembrandt que le falta por ver. El final de su viaje.

Álex se para delante del lienzo y resopla aliviado. Lo ha conseguido. Ha cumplido su propósito. Ha salido victorioso de la loca aventura que un buen día, por sorpresa, decidió iniciar.

No ha sido fácil. Ni siquiera estaba seguro de ser capaz de lograrlo. Pero le alegra ver que, pese a sus dudas, hay una parte de él que tiene el coraje suficiente como para luchar hasta el último aliento y no darse por vencido. Que puede contar consigo mismo. Que nunca más se defraudará.

El viaje ha tenido buenos y malos momentos. Algunas de sus paradas las ha disfrutado mucho, deseando que su peregrinaje no tuviera fin. Otras veces, a solas, en la habitación del hotel de un país lejano, sólo quería dejarlo todo y volver a casa.

Pero no lo hizo. Porque entendía que completar el recorrido era importante para él. No tiene que demostrar nadie a nadie. Ni siquiera a sí mismo. Ese nunca fue el objetivo. Lo hizo porque creyó que es lo que tenía que hacer. Y una vez que conoces tu misión, debes seguirla sin titubear.

Algunas pinturas le gustaron más y otras menos. Y sabe que ha cometido errores. Pero si pudiera planear de nuevo el viaje no cambiaría nada. Le gusta el resultado final, con sus aciertos y sus fallos. Son inseparables los unos de los otros. Así que ha aprendido a amarlos a ambos.

Ahora toca regresar a casa, confiar en que la mujer a la que ama despierte y se quede a su lado, y descansar. El futuro le traerá nuevas aventuras, no le cabe duda. Pero eso será entonces. Esto es ahora. Momento de cerrar un círculo, terminar un viaje, cumplir una promesa.

Álex camina hacia la salida con orgullo. Pase lo que pase a partir de este momento, nadie podrá quitarle la satisfacción de haber vivido una experiencia inolvidable.





No hay comentarios:

Publicar un comentario