jueves, 6 de diciembre de 2012

La última venganza

A estas alturas Ángeles y Julia prácticamente han dejado de ser amigas. Y la relación entre su ex novia y Richard pende de un hilo. Es responsable de ambos sucesos y aún así permanece libre de sospechas. Si lo dejara así, ya habría ganado.

Pero quiere más. Todavía no ha saciado su sed de sangre.

Espera dos días y llama a Ángeles. Le pide que se reúna con él y, una vez a solas, le confiesa que no puede dejar de pensar en ella. Se debate entre falsas dudas. Las necesarias para arrancarle a la chica la confesión de que ella también está enamorada de él. Se besan. Hacen el amor.

Álex la convence de que tienen que hacer lo correcto. Han de romper con sus respectivas parejas.  Hoy mismo. Y a la noche volverán a verse en el parque y comenzarán su segunda vida juntos.

Ángeles queda con Richard. Le explica lo que él ya temía: que está enamorada de Álex. La conversación es muy corta. Ella tiene prisa por regresar al lado de su amante.

Pero cuando se encuentran hay una invitada inesperada. Julia, que permanece abrazada a su novio. Ángeles no entiende nada. ¿No se lo ha dicho?

"¿Decirle el qué?", replica Álex. Y entonces Ángeles lo entiende todo. 

Era un trabajo limpio, demasiado limpio. Pero para sentirse satisfecho, Álex necesitaba que Ángeles supiera que él era el responsable de todas sus desgracias. Que lo ha hecho por venganza. Una tan bien ejecutada que la deja a ella como única responsable a ojos de los demás.

Ángeles da media vuelta. Sabe que es estúpido tratar de volver con Richard, pero aún así lo intenta. Se siente demasiado triste, demasiado confusa como para pensar con claridad. Él la rechaza.

El círculo se cierra. La venganza se completa. Telón.



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