¿Qué ocurre cuando quieres a alguien pero a la vez no lo quieres?
Esa es la pregunta que se hace Sara cuando niega estar teniendo una aventura a espaldas de Javi. Siente que se está decepcionando a sí misma con este comportamiento. Pero no se refiere al engaño en sí o a la mentira que acaba de soltar. Lo que la molesta es el por qué lo está haciendo.
La verdad es que cuando niega los hechos, Javi la cree. No hay un atisbo de duda en su mirada. Consigue la tarjeta de "salga libre de la cárcel", una que quizás no se merezca pero que ahí está, como un inesperado regalo salvador para una pecadora que duda sobre si está arrepentida.
De modo que, si quisiera a Javi, lo único que tendría que hacer es no engañarle más. Dar gracias al cielo por haber cometido un crimen en el que la víctima no es consciente de serlo y seguir adelante con su vida, valorando más lo que tiene, prometiéndose no incidir en los mismos errores.
Y si ya no quiere estar con él, ha tenido la ocasión perfecta para acelerar la ruptura. Pasar el mal trago y seguir adelante, buscando algo que realmente la satisfaga.
Pero no hace ninguna de las dos cosas. Niega el delito para conservar a Javi, pero al mismo tiempo vuelve a ponerle los cuernos. Contradicción en estado puro.
Se arriesga a perder a su novio, actúa como si es lo que realmente deseara, pero también se aferra a él con todas sus fuerzas. Puede que sea el miedo a quedarse sola, o la necesidad de tener un as en la manga si las cosas salen mal. Verdaderas dudas, egoísmo exacerbado, capricho o complejo de Dios, creyéndose más lista que nadie.
Puede ser todo esto o algo diferente. Es cuestión de opiniones. La verdad incontestable es que Sara lo quiere todo y lo contrario. La mejor manera de acabar quedándose sin nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario