domingo, 16 de diciembre de 2012

Atenciones

A pesar de que ya no está interesada en Javi, a Sara le gusta saber que el chico sigue pensando en ella. A ojos del mundo se muestra molesta cuando él le envía algún mensaje por facebook o hace comentarios dirigidos específicamente a ella. Pero en su fuero interno se levanta cada día confiando en que su ex novio haya escrito algo nuevo en su muro.

Por eso, cuando finalmente los mensajes dejan de llegar, se siente más triste de lo que está dispuesta a admitir. Sus amigas la felicitan por haberse librado de él. Y Sara les da la razón y sonríe. Pero por dentro se pregunta qué ha cambiado.

Algunas noches se desvela tratando de comprender por qué Javi está actuando de este modo. Si es que la ha borrado ya de su mente, o si ha conocido a otra mujer... Ese último pensamiento siempre despierta en ella unos gigantescos e incomprensibles celos.

Nada de esto significa que Sara esté aún enamorada de Javi. Pero que no esté interesada en el chico no significa que no disfrutara con las atenciones que éste le brindaba. Le gusta sentirse deseada, observada. Saber que hay alguien que piensa en ella antes de irse a dormir cada noche.

Está en nuestra naturaleza. Nos gusta sentirnos queridos, incluso por aquellas personas a las que no tenemos intención de corresponder. Pero cuando pierden su interés es como si de repente nos faltara algo. Porque a todos nos gusta sabernos importantes, perseguidos, deseados. Quizás sea algo tonto y egoísta. Pero lo necesitamos.

Por eso, desesperada ante la falta de noticias, Sara claudica. Le manda a Javi un escueto mensaje al móvil que dice "¿estás ahí?". Porque necesita saber que está. Que aún piensa en ella. Que aunque nunca vuelvan a estar juntos, él aún sueña con un futuro en el que eso pueda ser posible.


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