jueves, 27 de diciembre de 2012

Otro enfoque

Silvia regresa a casa de mal humor, lo que ya se ha convertido en una constante. Jorge la deja en paz durante una hora, para que se calme, y luego se acerca ejerciendo de paño de lágrimas.

- ¿Qué ha pasado esta vez? - pregunta
- ¿Que qué ha pasado? Lo de siempre. Que hay algo que sigue sin gustarles pero no saben explicarme el qué. Así que me han pedido que le dé otra vuelta. No sabes cómo odio esa expresión

Han sido unos meses de importantes vaivenes emocionales. Silvia intentó vender su guión durante casi año y medio sin éxito. Y justo cuando estaba a punto de darse por vencida, apareció una importante productora interesada en hacerse con los derechos.

En comparación con lo anterior, la preproducción resultó sorprendentemente rápida. Silvia no cabía en sí de gozo. ¡Iba a hacer una película! Se pasó una buena temporada pellizcándose cada mañana para convencerse de que no estaba soñando. No dejaba de intentar encontrar la trampa.

Y al final la trampa apareció sola. Un día sus jefes se reunieron con ella para decirle que el guión no les terminaba de convencer. Lo que parecía no tener sentido, ya que es el mismo que habían comprado entusiasmados. Pero en el mundo del cine pocas cosas resultan comprensibles.

Desde entonces lo único que han hecho es pedir cambios. Y con cada nueva versión, escrita a la carrera, Silvia se siente más perdida. No sabe qué más hacer. Cómo remediarlo. Está tan desesperada por agradar que cada día se desagrada un poco más a sí misma.

Por eso, cuando días más tarde le indican que han contratado a alguien para que reescriba el guión, se muestra terriblemente aliviada. A lo mejor es todo cuanto necesitamos, se dice. Otro enfoque.

Un pensamiento inocente para una situación que cambiará radicalmente su vida.



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