Algunas mariposas no viven más de un día. Lo que para nosotros es un suspiro, para ellas es toda su existencia. A su vez, si seguimos con las comparaciones, nuestra vida sólo es una mota de polvo en la historia del cosmos. ¿Quién puede medir la importancia del tiempo?
La historia de amor entre Toni y Eva quizás duró un suspiro, pero eso no significa que para ella no tuviera importancia ni que no le dejara una profunda huella en su corazón. Llegó a amar a Toni. Lo sabe y le importa un pimiento lo que puedan pensar los demás. Nadie posee la verdad absoluta sobre cómo se comportan los sentimientos.
Tendemos a pensar que las historias largas son más importantes. Que aquellos noviazgos que no cuajan no pasan de ser simples enamoramientos pasajeros, tonterías, caprichos que se olvidan con facilidad. Pero no tiene por qué. Se puede amar en un día más que en toda una vida. Una sola tarde de felicidad a veces es más importante que una vida entera de sonrisas fingidas.
Que nosotros no prestáramos atención a los detalles no significa que Eva no disfrutara de cada minuto que pasó al lado de Toni. Que nosotros no le diéramos importancia no quiere decir que para ella no fuera uno de los momentos más intensos y felices de toda su vida.
Precisamente por eso su sacrificio fue tan doloroso. Porque ha vivido lo suficiente como para saber que uno no debe cuestionarse las alegrías, sino aferrarse a ellas. Y a pesar de todo, renunció a Toni al entender que el papel de novia no llevaba su nombre escrito. Deseaba ser egoísta, pero no pudo.
Quien no entienda lo desgarradora que es esta situación, es que nunca ha tenido que dejar partir a alguien a quien ama. Desearía que ningún lector fuera capaz de comprenderlo. Me temo que todos, en mayor o menor medida, lo hacemos.
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