Cuando a Javi a veces le preguntan cómo ha conseguido convertirse en un guionista de éxito, siempre responde que es debido a que, con cinco años, su madre le compró un coche teledirigido a pesar de la oposición de su padre.
Evidentemente es una estupidez y Javi lo sabe. Pero es la manera elegante de decir que no tiene la más remota idea de cómo ha conseguido llegar a donde está. Vale, no hay nada que apoye la teoría del coche teledirigido. Pero igualmente resulta imposible asegurar, más allá de toda duda razonable, que no sea así. Y en igualdad de condiciones, cada uno decide creer en lo que le da la gana.
¿Hubiera tenido Álex un final feliz si Anabel no hubiera muerto? ¿Estarían juntos Javi y Sara si ésta no le hubiera engañado? ¿Serían pareja Toni y Lorena si el primero no se hubiera enfadado con Javi? Quién puede saberlo. Hacemos nuestro propio camino, pero no hay forma de explicar cada uno de nuestros pasos y lograr que todo tenga sentido. Demasiadas variables en juego.
Es como en la película "Dos vidas en un instante". La historia de Gwyneth Paltrow se bifurca en dos dependiendo de si pierde el metro o logra cogerlo. En una de las historias las cosas le van bastante bien. En la otra, no tanto. Pero curiosamente la historia "feliz" acaba con su muerte, mientras que la otra, la "triste", acaba de un modo esperanzador para ella. Hasta el final de nuestra vida nunca podremos estar seguro de qué cosas nos han traído suerte y cuáles no.
Por tanto, resulta absurdo echar la vista atrás e intentar trazar un mapa de acontecimientos. Sobre todo porque muchos de los sucesos de estos meses no han sido más que pequeñas anécdotas dispersas. Retazos de una vida, parpadeos, instantes congelados en el tiempo que, puestos uno tras otro, dan la sensación de haber formado una historia.
Terminarás la historia el sábado o el domingo?
ResponderEliminarEl sábado. Sólo queda el último epílogo
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