domingo, 7 de octubre de 2012

265. El abogado del diablo

Mintió a Javi. Se inventó un embarazo y conspiró para mantenerlo alejado de Sara. El comportamiento de Eli no tiene excusa. Pero sí un por qué. Y ejerciendo de abogado del diablo, es necesario exponerlo. Porque todos, hasta los culpables, merecen una oportunidad para explicarse.

Eli no fue una niña feliz. Nunca tuvo una familia que la hiciera sentir a salvo, que le dijera que todo iba a salir bien. En lugar de ellos recibió golpes. De los que se ven y cicatrizan y de los que no se ven pero tardan mucho más en curarse, si es que alguna vez lo hacen.

Nunca conoció el amor, así que no sabe lo que es. Lo confunde con una variante retorcida y mezquina, una sombra del auténtico sentimiento. Como una imitación barata y de mala calidad.

Quiere que la quieran. Pero como no sabe qué hacer para lograrlo, actúa de un modo que hace imposible que alguien pueda llegar a quererla realmente. Es la pescadilla que se muerde la cola. Intentando conseguir algo, involuntariamente pone todo su empeño en destruirlo. 

Sí, intentó alejar a Sara. Pero ¿no tenía algo de razón al sentir miedo de que Javi quisiera volver con ella? Y ha intentado retener a su novio usando todo lo que tenía a su alcance, eso es cierto. Aunque de nuevo sabemos que, de no haberlo hecho, hace tiempo que él la habría abandonado.

¿Excusa algo de lo dicho su comportamiento? En absoluto. Todos somos responsables de nuestros actos. No obstante los monstruos no se crean de la noche a la mañana, siempre hay un motivo. Eso no los hace merecedores de lástima ni les exime de sus crímenes. Pero ofrece algo de luz sobre sus motivaciones.

Todos forjamos nuestro propio destino, aunque hay quien nace con las cartas marcadas. Por desgracia para él, por desgracia para todos. Víctima y verdugo. Como Eli.


No hay comentarios:

Publicar un comentario