La consulta tiene aspecto profesional. Su vestimenta es profesional. Todo en ella rebosa profesionalidad. Excepto la nariz roja de payaso que lleva puesta cuando recibe a su paciente.
- ¿Quiere hacer el favor de quitarse esa cosa? - protesta Leo Cabrera nada más verla
- Venga, Leo. No me diga que no le he hecho reír - contesta Kim
- No
- ¿Ni siquiera un poquito?
El hombre continúa refunfuñando y Kim esconde la nariz mientras sonríe como una niña traviesa.
- Me recuerda usted a mi hija - dice, en un tono poco amable
- Entonces seguro que su hija es un auténtico encanto
Leo resopla y se cruza de brazos. Pero no tarda en cambiar el gesto de su cara, lo que hace que Kim se alarme. El enfado es una emoción con la que puede lidiar fácilmente. La tristeza, no tanto.
Leo Cabrera está sumido en una fuerte depresión. Desea morir, así de simple. Y lo peor es que la psicóloga sabe que la situación es irreversible. Que no importa lo buena que sea en su trabajo o lo mucho que se lo proponga, no va a poder devolverle las ganas de vivir. Así que ahora se concentra en intentar mantenerle vivo por todos los medios. Incluidos los más absurdos.
- ¿De verdad creyó que una nariz de payaso lograría sacarme de mi estado? - pregunta, abatido
- Era una posibilidad. Mañana probaré con unos zapatones. O quizás una flor que lanza agua
Sonríe fingiendo despreocupación. Leo frunce el ceño, fingiendo malestar. Pero la chica ha conseguido levantarle una pequeña sonrisa. No suficientemente grande como para curarle, pero sí para decidir que merece la pena acudir a una sesión más. Y ver qué nueva tontería se le ocurre.
Leo Cabrera está sumido en una fuerte depresión. Desea morir, así de simple. Y lo peor es que la psicóloga sabe que la situación es irreversible. Que no importa lo buena que sea en su trabajo o lo mucho que se lo proponga, no va a poder devolverle las ganas de vivir. Así que ahora se concentra en intentar mantenerle vivo por todos los medios. Incluidos los más absurdos.
- ¿De verdad creyó que una nariz de payaso lograría sacarme de mi estado? - pregunta, abatido
- Era una posibilidad. Mañana probaré con unos zapatones. O quizás una flor que lanza agua
Sonríe fingiendo despreocupación. Leo frunce el ceño, fingiendo malestar. Pero la chica ha conseguido levantarle una pequeña sonrisa. No suficientemente grande como para curarle, pero sí para decidir que merece la pena acudir a una sesión más. Y ver qué nueva tontería se le ocurre.
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