- ¿Crees en el perdón?
Álex se vuelve para observar a la persona que, a su espalda, en la sala donde se expone el "Cristo crucificado entre los dos ladrones", acaba de dirigirse a él aún sin conocerle.
Se trata de una mujer de unos cuarenta años mal llevados. A pesar de su piel ajada, aún conserva cierto atractivo que hace suponer que en sus buenos tiempos fue una auténtica belleza. Pero esos días han quedado atrás. La mujer lo sabe y se ha rendido a la evidencia.
- Yo sí creo en él - continúa - Aunque no tiene demasiado mérito, porque lo cierto es que ahora lo necesito. Cuando era al revés...digamos que no fui especialmente piadosa
"De joven era muy bella. Lo sabía y me aproveché de ello, claro que sí. Podía tener a quien quisiera y eso hice. Conquisté a decenas de hombres. Puedes pensar lo que quieras, pero fue divertido"
"El problema es que, cuando ya estaba casada con Mark, pensé que podría seguir igual. Que él siempre me perdonaría mis infidelidades. Que siempre que acabara volviendo a casa no le importaría tener que compartirme. Y durante un tiempo tuve razón".
"Pero una noche llegué a casa y se había ido. Lo peor es que se llevó a mi pequeña con él. Supongo que todo el mundo tiene un límite. Él rebasó el suyo y jamás miró atrás"
"De eso ya hace casi diez años. Ya no soy guapa, ni me interesa serlo. Sólo quiero ser perdonada. Creo que he pagado con creces mi delito. Pero mi ex marido sigue sin querer verme. Ni mi niña. Sueño con que algún día me perdonarán. Quién sabe, a lo mejor consigo que se apiaden de mí"
La mujer sin nombre se marcha, encorvada, arrastrando los pies. Álex la ve alejarse. Le gustaría poder decirle alguna palabra de consuelo. Pero no se le ocurre ninguna.
Álex se vuelve para observar a la persona que, a su espalda, en la sala donde se expone el "Cristo crucificado entre los dos ladrones", acaba de dirigirse a él aún sin conocerle.
Se trata de una mujer de unos cuarenta años mal llevados. A pesar de su piel ajada, aún conserva cierto atractivo que hace suponer que en sus buenos tiempos fue una auténtica belleza. Pero esos días han quedado atrás. La mujer lo sabe y se ha rendido a la evidencia.
- Yo sí creo en él - continúa - Aunque no tiene demasiado mérito, porque lo cierto es que ahora lo necesito. Cuando era al revés...digamos que no fui especialmente piadosa
"De joven era muy bella. Lo sabía y me aproveché de ello, claro que sí. Podía tener a quien quisiera y eso hice. Conquisté a decenas de hombres. Puedes pensar lo que quieras, pero fue divertido"
"El problema es que, cuando ya estaba casada con Mark, pensé que podría seguir igual. Que él siempre me perdonaría mis infidelidades. Que siempre que acabara volviendo a casa no le importaría tener que compartirme. Y durante un tiempo tuve razón".
"Pero una noche llegué a casa y se había ido. Lo peor es que se llevó a mi pequeña con él. Supongo que todo el mundo tiene un límite. Él rebasó el suyo y jamás miró atrás"
"De eso ya hace casi diez años. Ya no soy guapa, ni me interesa serlo. Sólo quiero ser perdonada. Creo que he pagado con creces mi delito. Pero mi ex marido sigue sin querer verme. Ni mi niña. Sueño con que algún día me perdonarán. Quién sabe, a lo mejor consigo que se apiaden de mí"
La mujer sin nombre se marcha, encorvada, arrastrando los pies. Álex la ve alejarse. Le gustaría poder decirle alguna palabra de consuelo. Pero no se le ocurre ninguna.
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