jueves, 13 de septiembre de 2012

241. Arrepentimientos

En la puerta del State Pushkin Museum of Fine Arts de Moscú, Álex se desespera. Ya pasan quince minutos de la teórica hora de apertura, pero las puertas siguen cerradas. Y él tiene que ver "La expulsión de los mercaderes del Templo" antes de poner rumbo a San Petersburgo.

Un anciano situado justo detrás de él en la cola, Miisha, se fija en lo nervioso que está.

- ¿Qué pasa, chico? - le pregunta en un tosco inglés con mala pronunciación
- Tengo que ver un cuadro urgentemente
- Pues sí que estás ansioso. Debes ser un auténtico enamorado del arte
- Me gusta, pero esto es un poco más complicado. Es por una chica
- Siempre es por una chica - contesta el anciano, guiñándole un ojo

"Es difícil de creer, pero en mis tiempos fui todo un rompecorazones. Lo cierto es que me metí en más de un lío. No me importaba si eran solteras, casadas, si eran las hermanas de mis amigos o si salían con ellos. Si veía la oportunidad, lo intentaba. Y casi siempre me salía con la mía".

"Casi siempre menos con Katia, la mujer de mis sueños. Con ella nunca me atreví a intentar nada. ¿No es curioso? No me importaba acostarme con cualquier mujer que se pusiera a tiro. Pero justo la única a la que verdaderamente quería, esa dejé que se me escapara".

"Supongo que tenía miedo de que me rechazara. O a lo mejor me asustaba el amor. ¿Qué más da? Lo único cierto es que fui un cobarde. Cuando muera, no me arrepentiré de las cosas malas que he hecho. Sólo me arrepentiré de las que no hice. Si intentas algo, a veces fracasas. Pero si no lo intentas, fracasas siempre. Esa es la verdad, hijo. Sólo los valientes sonríen al final del día".

Abren las puertas. Miisha sonríe a Álex mientra camina hacia el interior del museo.

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